Todavía no nos recuperamos del estado catatónico que nos provocó la recepción de esta gacetilla en la casilla de correo de Calesita de Fantasmas, y por ese motivo, simplemente ofrecemos una especie de Biografía Desautorizada de la banda con lo poco que se sabe sobre ella. Más información en una próxima entrega, sigan con nosotros.
Cuatro músicos, once canciones grabadas en forma totalmente independiente y veinte largos meses de arduo y desmesurado trabajo concluyen en Noviembre de 2007 con la primera y largamente esperada presentación en vivo de esta banda, echando por tierra todas y cada una de las turbias conjeturas y rumores infundados sobre la dudosa existencia y continuidad del grupo.
De esta manera, La Manolo Gal Band, arremete definitivamente cual alazán desbocado en la escena musical de Rosario, y sin pedir permiso desatiende la intermitente presión de la rutina cotidiana para liberar sin reparos, el visceral mensaje que desborda desde el mismo tuétano.
Cuatro músicos, cuatro personalidades intersectas que engloban en sí mismas el meticulosamente aceitado engranaje de la interpretación de su obra, complementándose y suplementándose en una forma precisa y contundente, resultado del longevo tránsito por una férrea amistad y por incontables y violentos motines internos.
Veinte meses de intenso trabajo matizados de inesperados cambios de dirección y de formación, inversiones y experimentación sonora en improvisados estudios de grabación casera en los que se habría de dar cuerpo y alma a las once canciones que hoy constituyen el repertorio a presentar por la banda.
Los estilos abordados en el material de este grupo rosarino forman una mixtura tan homogénea como el café con leche, impregnándose con un sonido moldeado a base de prueba, error, contradicción, todo lo anterior y todo lo contrario.
Sus letras desempeñan un rol fundamental e insoslayable en el estilo permeable del cuarteto, y en ellas se menciona la insistencia en blandir lo efímero, o los imborrables aunque obliterados retazos del proceso de olvidar, plasmando imágenes cáusticas y sensaciones oníricas propias del delicado estado mental de sus integrantes.
Noviembre de 2007 marca un punto de inflexión en la historia de La Manolo Gal Band, noviembre de 2007 es la maza que derrumba el pétreo silencio y el agudo hermetismo que enarbolaran desde el comienzo, y es a partir de entonces que se deshacen de las vestiduras del misticismo y los centros de rehabilitación, para hacerse de un nombre desde el under rosarino a fuerza de empeño, calidad y saturación de los medios hasta el hartazgo, si así es requerido.
De esta manera, La Manolo Gal Band, arremete definitivamente cual alazán desbocado en la escena musical de Rosario, y sin pedir permiso desatiende la intermitente presión de la rutina cotidiana para liberar sin reparos, el visceral mensaje que desborda desde el mismo tuétano.
Cuatro músicos, cuatro personalidades intersectas que engloban en sí mismas el meticulosamente aceitado engranaje de la interpretación de su obra, complementándose y suplementándose en una forma precisa y contundente, resultado del longevo tránsito por una férrea amistad y por incontables y violentos motines internos.
Veinte meses de intenso trabajo matizados de inesperados cambios de dirección y de formación, inversiones y experimentación sonora en improvisados estudios de grabación casera en los que se habría de dar cuerpo y alma a las once canciones que hoy constituyen el repertorio a presentar por la banda.
Los estilos abordados en el material de este grupo rosarino forman una mixtura tan homogénea como el café con leche, impregnándose con un sonido moldeado a base de prueba, error, contradicción, todo lo anterior y todo lo contrario.
Sus letras desempeñan un rol fundamental e insoslayable en el estilo permeable del cuarteto, y en ellas se menciona la insistencia en blandir lo efímero, o los imborrables aunque obliterados retazos del proceso de olvidar, plasmando imágenes cáusticas y sensaciones oníricas propias del delicado estado mental de sus integrantes.
Noviembre de 2007 marca un punto de inflexión en la historia de La Manolo Gal Band, noviembre de 2007 es la maza que derrumba el pétreo silencio y el agudo hermetismo que enarbolaran desde el comienzo, y es a partir de entonces que se deshacen de las vestiduras del misticismo y los centros de rehabilitación, para hacerse de un nombre desde el under rosarino a fuerza de empeño, calidad y saturación de los medios hasta el hartazgo, si así es requerido.
2 comentarios:
gacetilla va con C. Aguante la monolo
Grazias. Lla heztá korrejido. Ce me averían krusado lo' dedos...
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